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Los vinos de mi tierra

Cada vez que tuve, y tengo, por dicha, la oportunidad de hablar de los vinos de mi país, lo disfruto como esa primera clase como docente.  Me llena de orgullo y alegría saber que Argentina es protagonista junto a otros países productores de larga trayectoria, en el mercado mundial del vino.



Infaltables en una buena cava

No voy a negar que muchos vinos de Francia, Italia, España o Estados Unidos, me encantan y cuando tengo la chance los descorcho; pero hay algo en el vino argentino que me cautiva, algo emocional, que me recuerda a ese sabor que me inicio en esta aventura de beber.


Además, siento que cuando estamos lejos de casa, y escuchamos comentarios sobre Argentina, no dudamos en ponernos la camiseta y defender nuestra idiosincrasia: el asado, el tango, Lio y Diego, las 3 copas del mundo, y en mi caso, nuestros vinos.


Por eso, siempre aconsejo que una buena cava, no puede obviar una surtida y correcta selección de vinos argentinos. En principio, por una sencilla razón: son ricos, y luego, porque reúnen una serie de atributos que te voy a enseñar.


Una usina de vinos

Argentina es un país que ofrece una diversidad muy atractiva: tintos, blancos y rosados, y también naranjas; vinos varietales y cortes, vinos con burbujas, otros dulces y más estilos. Vinos con madera y sin madera; vinos de territorio y de finca, vinos ecológicos, orgánicos y biodinámicos.


Y sigo, vinos para beber y disfrutar todos los días, otros para guardar y esperar. Vinos de altura, vinos australes, vinos de montaña y vinos atlánticos. 

A lo largo y a lo ancho del extenso territorio, Argentina es la usina de vinos del Cono Sur. Tiene belleza y sabor; tiene historia, cultura y pasión.




La geografía

Es un país con una vasta riqueza natural y paisajística, escenario de llanuras, de vegetación exuberante y de aridez impactante, de bosques con estepas, glaciares y cataratas. Es como si en Argentina se dieran todas las fotos posibles.


La mayoría de los viñedos se ubican en zonas distantes de las grandes metrópolis. Históricamente, esto fue un problema, pero hoy es una gran ventaja el estar alejados de la contaminación de las urbes.


Para definir la viticultura argentina, podemos apelar a vocablos como montaña, sol, aridez, naturaleza, legado cultural, tradición familiar, y más.


  • El sol, es la envidia de otras regiones. Muchas horas de luz para iluminar la vid, y que nos regale un fruto sabroso y maduro.


  • La aridez propia de un clima seco, casi desértico, con bajas pluviometrías, que permite una viticultura natural, sana y ecológica.


  • La maravillosa altitud, una virtud que impacta y hace la diferencia del resto del mundo. Los valles de Famatina en La Rioja, Calchaquíes en Salta, Pedernal y Calingasta en San Juan, Uco en Mendoza, terroirs que superan con creces los 1200 msnm.


  • Las viñas, en su mayoría, dibujan una franja al oeste del país, de los 22º a 42º latitud Sur; más pequeños oasis en otros puntos del país, todos de enorme valor. 


  • Un territorio amplio y diverso, que alcanza más de 220.000 ha. cultivadas, uno de los mayores del planeta y con serias posibilidades de explorar nuevos terruños que inspiren nuevos vinos con identidad.


  • Por último, que decir de la mágica Cordillera de los Andes. No hay turista que no quede atónito, ni selfie que se resista. Conformada por altas cumbres como el Cerro Aconcagua, cordones montañosos y valles, ejerce una influencia decisiva en el clima, siendo el principal afluente de agua pura y natural, a partir del deshielo de sus cumbres nevadas.



Otros grandes valores

El vino es parte de nuestro legado cultural. Argentina tiene cultura de consumo y tradición productora. 

Más de 150 años, donde se combinan la tradición y el savoir faire del viejo mundo honrada por los inmigrantes de raíces europeas y el espíritu emprendedor que motoriza al nuevo mundo.

La innovación permanente, le permitió incorporar nuevas variedades, desarrollar nuevas regiones, incursionar en todos los estilos y asumir los retos.




Y, uno de los grandes tesoros que debe tener un país vitivinícola grande, son las familias del vino. Generaciones de viticultores, que construyen la identidad de una industria, que nacen y crecen en el lugar, que continúan con pasión y compromiso a pesar de las adversidades; y que, además, contagian a otros emprendedoras a sumarse con entusiasmo y respeto por la historia.


Entonces, como primera lección, te dejo algunas notas para salir de compras: un trío de malbec de tres regiones como Valle de Uco, Valle de Río Negro y uno de altura de Salta; de la misma región un torrontés fresco, floral y único como el de Cafayate. Algún exponente de la nueva generación de vinos de uva blanca, un pinot noir de Patagonia, un cabernet franc que los hay y muchos, y más que te seguiré contando para hacer divertida esta aventura de beber.



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